Dos guacamayos de colores encaramados en una rama, mostrando su vívido plumaje en un recinto de zoológico.
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2 loros y un canción

Cuántas veces nos dejamos llevar por la apariencia sin llegar más allá, y sin detenernos a considerar lo que realmente importa.

Esta historia muestra lo que significa dejarse llevar por el brillo y las lentejuelas, con su moraleja al final.

2 Loros y una canción

Había una vez un hombre que, paseando por la calle, se encontró con una tienda de animales que parecía muy llamativa.

En el escaparate había dos loros; uno era precioso y tenía un plumaje impresionante, un pico brillante y unos ojos con pestañas tan grandes que realmente parecía que hablaban solos; además, el porte que tenía era el de un auténtico rey y cantaba muchísimo; cantaba muy alto, muy fuerte y, con un tono, que los mismísimos ángeles le envidiarían.

Por otro lado, el otro loro estaba como viejito, sucio, con carita triste y encogido, desde luego parecía que había tenido una vida muy desastrosa.

Debajo de cada loro estaba el precio que tenían, el loro bonito y llamativo costaba 20 € y, el loro feo, costaba 1000 €.

Así que este señor decidió entrar a la tienda de animales y hacer el negocio de su vida. Inmediatamente se fue hacia el dependiente y le dijo:

– Señor, quiero comprar el loro de 20 €

El dependiente se le quedó mirando con cara graciosa y le dijo:

– No puede ser señor. Los dos loros se venden juntos.

El señor estaba perplejo; no podía entender lo que estaba pasando, y así se lo dijo al dependiente:

– Vamos a ver, yo quiero comprar el loro bonito, el de los 20 €, y no entiendo la diferencia de precio con el otro, que es feo y cuesta 1000 €, además que nadie lo va a querer.

El dependiente volvió a mirarle y le dijo:

Ese loro que usted considera feo, es el compositor de todo lo que canta el otro loro.

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Es muy fácil caer en la trampa de valorar a las personas y a las cosas por su apariencia, pero esta historia nos recuerda que detrás de la apariencia se encuentra el ser, que es poco visible pero es lo que realmente cuenta.

De la misma manera, podemos ver en este relato una analogía sobre cómo juzgamos a las personas y cómo deberíamos aprender a valorar más lo que está dentro de ellas, en lugar de centrarnos en su apariencia exterior.

En conclusión, este texto nos muestra una lección sobre la importancia de no juzgar a las personas y a las cosas por su apariencia, y de aprender a valorar lo que está dentro de ellas.

Es un recordatorio para todos nosotros, de no caer en la trampa de la superficialidad y de aprender a valorar lo que realmente importa en la vida.

José Ignacio Mendez, director del centro de coaching en asturias

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José Ignacio Méndez

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