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Las certificaciones de Coaching: ¿Son necesarias o son una barrera sin sentido?

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El mundo del coaching ha experimentado un crecimiento exponencial en las últimas décadas, con un aumento en la demanda de profesionales que guíen a individuos y equipos hacia el logro de sus metas y el desarrollo personal. Sin embargo, este crecimiento ha llevado a un debate persistente sobre la necesidad y el valor de las certificaciones de coaching.

¿Son realmente necesarias para ser un coach efectivo, o son simplemente una barrera innecesaria?

La Importancia de la formación en Coaching

Los defensores de las certificaciones de coaching argumentan que una formación formal es esencial para garantizar la competencia y la ética en la profesión. Argumentan que el coaching implica un conjunto complejo de habilidades que van más allá de simplemente dar consejos o motivar a las personas. Un coach debe ser capaz de escuchar activamente, hacer preguntas poderosas, establecer objetivos claros y guiar a sus clientes a través de un proceso de autoexploración.

Las certificaciones de coaching, según esta perspectiva (algunas de ellas), proporcionan una estructura para garantizar que los profesionales hayan adquirido las habilidades necesarias a través de una formación formal. Además, una certificación puede servir como un sello de aprobación que da confianza a los clientes de que están trabajando con alguien que ha sido evaluado y capacitado en el campo.

El riesgo de rigidez y homogeneidad

Por otro lado, los críticos de las certificaciones de coaching argumentan que imponer requisitos rígidos de formación puede limitar la diversidad y la creatividad en la profesión. Argumentan que el coaching es una disciplina que abarca diversas perspectivas, enfoques y metodologías. Al imponer una única forma de formación, se corre el riesgo de crear un enfoque homogéneo que no se adapte a las necesidades individuales de los clientes.

Además, algunos argumentan que la verdadera medida de la efectividad de un coach, no radica en las certificaciones, sino en su capacidad para establecer una conexión genuina con sus clientes y ayudarlos a lograr resultados significativos. La experiencia de vida y la empatía, en la gran mayoría de la ocasiones, son cualidades mucho más valiosas en un coach, y estas cualidades, evidentemente, no siempre se reflejan en las certificaciones formales.

La regulación ética y profesional

Uno de los argumentos clave a favor de las certificaciones de coaching es que ayudan a regular la ética y la profesionalidad en la industria. La profesión del coaching implica trabajar de cerca con clientes, explorando sus desafíos personales y profesionales más profundos. Sin un estándar ético y profesional, existe el riesgo de que personas sin la formación adecuada, puedan causar daño o explotar a sus clientes.

Las certificaciones, a menudo incluyen un código de ética y normas de conducta que los coaches certificados deben seguir. Esto proporciona una guía clara sobre cómo interactuar con los clientes de manera ética y respetuosa. Sin embargo, algunos críticos argumentan que la ética y la profesionalidad no necesariamente provienen de la formación formal, sino de la integridad personal y el compromiso del coach con el bienestar de sus clientes.

El papel del cliente en la elección del Coach

En última instancia, la elección de trabajar con un coach certificado o no certificado recae en el cliente. Algunas personas pueden valorar las credenciales y la garantía de competencia que ofrecen las certificaciones, mientras que otras pueden priorizar la conexión personal y la filosofía del coach sobre su formación formal.

En conclusión, el debate sobre las certificaciones de coaching persiste con argumentos sólidos en ambos lados. Las certificaciones pueden proporcionar una base sólida de conocimientos y habilidades, así como garantizar la ética y la profesionalidad en la profesión. Sin embargo, también existe el riesgo de que las certificaciones limiten la diversidad y la creatividad en la práctica del coaching. En última instancia, la elección de trabajar con un coach certificado o no certificado, depende de las preferencias individuales del cliente y de cómo valora diferentes aspectos en la relación coach-cliente.

Mi visión personal

A lo largo de mi carrera usando las herramientas de coaching durante 30 años, (y hoy en día), me he encontrado de todo dentro de esta profesión, desde los supuestos “coach” vendiendo la famosa frase “si tú quieres, puedes” hasta multitud de procesos de todo tipo, basado en terapias alternativas y temas paralelos que incluían la palabra coaching como algo “mágico»

Por otro lado, he estudiado el procedimiento de varias empresas certificadoras, las cuales han demostrado claramente que son simples empresas privadas, que fomanten sus ganancias personales, la picaresca y los “amiguismos”, antes que crear auténticos Coach.

Muchos de los alumnos que han salido de esas certificadoras, reconocen abiertamente que no se sienten preparados para ejercer, y que desean hacer otro curso más (de otros 3000 €) para sentirse más preparados.

Todo esto es vergonzoso.

Creo firmemente en que todo Coach debe haber tenido experiencias vitales, y unas habilidades personales determinadas para poder ejercer, las cuales, a veces, no es posible adquirir con la práctica.

Con esto quiero dejar claro que no todo el mundo que quiera puede ser Coach; de la misma forma que no todo el mundo que quiera puede ser bombero, arquitecto, médico o atleta de competición.

La formación concreta en Coaching es fundamental y, una empresa certificadora que avale, también. Pero hay que tener mucho cuidado con no entrar en la vorágine de esas certificadoras que sólo quieren venderte cursos, avales y demás organigramas de “galones”, y que te hacen sentir que, si no los tienes, te falta mucho por aprender.

Actualmente, yo estoy certificado internacionalmente por una empresa que, cuyo único objetivo, es que cuando acabes el curso de certificación, puedas decir abiertamente: “Soy Coach”. Sin galones, sin grados, sin escalafones… Simplemente Coaching esencial, sin tendencias ni escuelas.

Ser Coach, es mucho más que pagar un escalafón en una certificadora.

José Ignacio Mendez, director del centro de coaching en asturias

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José Ignacio Méndez
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