Ah, los empresarios quejumbrosos, esas criaturas fascinantes que parecen tener una habilidad innata para detectar todos los problemas del mundo, pero que misteriosamente carecen de la capacidad para tomar acción y solucionarlos. Es asombroso cómo pueden pasar horas lamentándose del estado de las cosas sin siquiera levantar un dedo para cambiarlas. Permítanme presentarles a estos maestros del arte de quejarse sin hacer nada, los empresarios mágicos.
Los empresarios mágicos son verdaderos magos de la queja. Se quejan del mercado, de la competencia, de los clientes, de los empleados, de la economía y de cualquier otra cosa que puedan imaginar. Pero cuando se trata de tomar medidas concretas para mejorar su situación, simplemente desaparecen en una nube de inacción. Es como si estuvieran esperando que la solución llegue volando en una bandeja de plata.
Observemos al empresario mágico en su hábitat natural: la sala de juntas.
Pero, ¿qué hace al respecto? Nada. Absolutamente nada.
Estos empresarios parecen tener una extraña adicción a la queja. Es como si la queja en sí misma fuera una forma de entretenimiento. Tal vez gracias a esto, encuentran un sentido de pertenencia a un club exclusivo de «los incomprendidos«, o quizá les permite evadir su responsabilidad en la toma de decisiones difíciles. Pero, francamente, su habilidad para quejarse es tan impresionante como inútil.
El mundo está lleno de oportunidades esperando ser aprovechadas, pero los empresarios mágicos prefieren esconderse tras la cortina de la inacción. Ven cómo otros empresarios triunfan, cómo se adaptan al cambio, cómo crecen y prosperan, pero ellos siguen esperando en su rincón oscuro, rodeados de sus lamentos y excusas, mientras que lloran por la suerte que han tenido los demás, o del disfrute de su nepotismo…
Vamos a hacer una lista con las características principales, de las cuales ya hemos hablado:
No permitas que la queja se convierta en tu modus operandi. Asume la responsabilidad de tu propio éxito y desafía tus propias limitaciones. El mundo empresarial está lleno de desafíos, pero también está lleno de oportunidades esperando ser aprovechadas por aquellos dispuestos a tomar acción.
Y esa es una sensación tan bonita, placentera y realmente mágica… (ahora lo digo en el buen sentido)
Así que, querido empresario mágico, comprende que la magia verdadera no radica en quejarse sin hacer nada, sino en convertir tus sueños en realidad a través de la acción decidida y constante.

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José Ignacio Méndez