Este es un artículo meramente informativo:
Generalmente, vivimos en una sociedad que tiende a buscar la norma y a clasificar lo diferente como “fuera de lo común”; debido a esto, surge un término que invita a replantear esta idea: neurodivergente.
Este concepto pone sobre la mesa una visión más inclusiva de cómo funciona la mente humana, reconociendo que las diferencias no son defectos, sino variaciones naturales en la forma en que percibimos, procesamos y nos relacionamos con el mundo.
¿Te has preguntado alguna vez qué significa realmente ser neurodivergente? seguro que sí, se habla mucho de este término últimamente, así que en unas breves líneas informativas, vamos a disertar sobre este término, su importancia y cómo nos invita a repensar nuestras percepciones sobre la diversidad mental.
El origen del término
La palabra “neurodivergente” proviene del movimiento de la neurodiversidad, un concepto acuñado por Judy Singer, socióloga y activista del espectro autista, a finales de los años 90. Este movimiento sostiene que las diferencias neurológicas, como el autismo, el tdah (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), la dislexia o la dispraxia, no son enfermedades que necesitan ser curadas, sino variaciones naturales del cerebro humano.
De esta manera, las personas neurodivergentes son aquellas cuyas formas de procesar la información, aprender o interactuar no encajan en el estándar que suele considerarse “típico”.
Qué significa ser neurodivergente
Ser neurodivergente es experimentar el mundo de una forma única. Las personas neurodivergentes tienen una configuración neurológica diferente, lo que puede influir en cómo procesan la información, resuelven problemas o experimentan emociones. Estas diferencias no son necesariamente negativas; de hecho, a menudo pueden ser fuente de creatividad, innovación y nuevas perspectivas.
Algunos ejemplos de neurodivergencia incluyen:
• autismo: una forma de ser que implica diferencias en la comunicación, la interacción social y la sensibilidad sensorial.
• tdah: que afecta la atención, la impulsividad y la hiperactividad.
• dislexia: relacionada con dificultades en la lectura y escritura, pero a menudo acompañada de habilidades creativas.
• dispraxia: que afecta la coordinación motriz y la planificación de movimientos.
• trastorno obsesivo-compulsivo (toc): que puede incluir patrones de pensamiento repetitivos y conductas específicas.
Estas etiquetas son solo puntos de referencia, ya que cada persona neurodivergente es única y puede experimentar estas características de manera distinta.
El estigma y los desafíos
Vivimos en un mundo diseñado para el cerebro neurotípico (aquel que se ajusta a las normas consideradas “normales” en términos neurológicos). Esto significa que las personas neurodivergentes a menudo enfrentan desafíos adicionales:
1. falta de comprensión: muchas personas no están familiarizadas con el concepto de neurodivergencia, lo que puede llevar a malentendidos o prejuicios.
2. ajustes inadecuados: los entornos laborales, educativos y sociales suelen estar diseñados sin tener en cuenta las necesidades de las personas neurodivergentes.
3. expectativas sociales: se espera que todos se comporten o piensen de la misma manera, lo que puede generar presión para “encajar” o “disimular” las diferencias.
4. autopercepción: crecer en un entorno que no celebra la neurodivergencia puede afectar la autoestima y la confianza de quienes no se sienten comprendidos.
La fortaleza de las diferencias
Aunque las personas neurodivergentes enfrentan retos, también traen consigo un conjunto único de fortalezas. algunos ejemplos de estas fortalezas incluyen:
• creatividad desbordante: muchas personas neurodivergentes tienen formas únicas de resolver problemas y generar ideas.
• pensamiento fuera de la caja: ver el mundo desde una perspectiva diferente puede conducir a soluciones innovadoras y formas de pensar originales.
• hiperfoco: en el caso del tdah, la capacidad de concentrarse intensamente en una tarea puede generar resultados excepcionales.
• empatía y sensibilidad: muchas personas neurodivergentes tienen una conexión emocional profunda con los demás.
Estas características no solo benefician a quienes las poseen, sino también a las comunidades y entornos en los que participan.
Neurodivergencia en la vida cotidiana
Ser neurodivergente puede influir en muchos aspectos de la vida diaria, desde la forma en que se aborda el trabajo hasta las relaciones personales.
En el ámbito laboral:
• las personas neurodivergentes pueden sobresalir en roles que aprovechen sus habilidades únicas, como la atención al detalle o la creatividad.
• sin embargo, pueden necesitar ajustes razonables, como horarios flexibles, espacios tranquilos o herramientas específicas.
En las relaciones:
• la comunicación y la empatía son clave. entender las diferencias puede fortalecer las relaciones y construir vínculos más profundos.
En la educación:
• un enfoque personalizado puede marcar la diferencia para un estudiante neurodivergente, ayudándole a alcanzar su máximo potencial.
La importancia de la inclusión
Entender y aceptar la neurodivergencia es crucial para construir una sociedad más inclusiva. no se trata de “tolerar” las diferencias, sino de celebrarlas como parte de la rica diversidad humana.
Algunas formas de promover la inclusión son:
1. educar y sensibilizar: aprender sobre la neurodiversidad y compartir esa información con otros.
2. escuchar y validar: prestar atención a las experiencias y necesidades de las personas neurodivergentes sin juzgarlas.
3. hacer ajustes razonables: tanto en el ámbito laboral como en el educativo, crear entornos que apoyen las diferencias neurológicas.
4. rechazar el capacitismo: evitar actitudes que asuman que las personas neurodivergentes son menos capaces o valiosas.
El futuro de la neurodiversidad
A medida que crece la conciencia sobre la neurodivergencia, también aumenta la esperanza de un futuro más inclusivo. Los movimientos sociales y las investigaciones están contribuyendo a desestigmatizar las diferencias neurológicas y a promover el cambio en sectores clave como la educación, el empleo y la salud mental.
Una reflexión final
Ser neurodivergente no es algo que necesite “arreglo”. Es una parte natural de la diversidad de la experiencia humana. Al aceptar y valorar estas diferencias, todos ganamos: aprendemos a mirar el mundo desde perspectivas nuevas, desarrollamos empatía y construimos una sociedad más rica y creativa.
Así que la próxima vez que escuches el término “neurodivergente”, piensa en todo lo que aporta. Detrás de esa palabra hay personas con historias, talentos y capacidades únicas, listas para enseñarnos que no hay una única forma de ser humano.

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José Ignacio Méndez
Está todo muy claro, gracias !
Gracias, cualquier duda ya sabes dónde estoy.