Y muchas veces nos equivocamos.
El leñador y su hacha
No había ninguna duda, su vecino era el ladrón.
Entonces se dio cuenta de su error y de que no había necesidad de acusar a su vecino.
Esta historia nos enseña a no dejarnos llevar por las sospechas y a no juzgar a los demás sin pruebas.

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José Ignacio Méndez